9 de junio de 2015

Educar en el asombro. Asombrosa y delicada reflexión.

Otra entrada de libros. Es que esté de verdad, que también es muy bueno. Y se lee rápido, y fácil. Es sencillo pero muy contundente.
Y lo ha escrito una madre, una mujer con mucho sentido común y con mucha facilidad de comunicación.
Creo que los niños deben tener sus límites, conocer sus normas, y que también deben conocer el alcance que tienen sus conductas. Pero eso esta muy bien en la teoría. Cuando eres padre o madre, es difícil llevarlo a la práctica. 
Estoy totalmente de acuerdo, con la autora que vivimos en una sociedad donde todo se les da mascado a los niños. No les permitimos descubrir por sí mismos los misterios que esconde el mundo. La Naturaleza es tan asombrosa, tan sorprendente. Y que poco se disfruta de ella. Vamos en coche a todos los sitios. Consumimos televisión, cine, series a la hora que escojamos. El móvil es nuestro amigo inseparable. Maldecimos cuando se ha gastado la batería. Pero si vamos, con el cargador a cuestas...
¿Cómo vamos a mostrarle con entusiasmo a un niño, la maravilla de la primavera, la nieve, una mariquita, si ya lo puede ver de forma óptima a todo color, en nuestra superpantalla mega grande del ultimo modelo de móvil?

Por favor, vamos a sentarnos a reflexionar, a pensar. ¿Qué sociedad estamos construyendo?. Una en la que cada vez más salen a la luz casos de acoso escolar. Donde los niños tienen ingentes cantidades de juguetes. Donde se pasan más horas, jugando a videojuegos violentos, que jugando en la calle, practicando deporte.
Algo se está haciendo mal. Y lo peor  es que no somos conscientes, de que los protagonistas del cambio, somos los padres. No podemos dejarnos llevar por la corriente del "todo el mundo lo hace", "todos los niños son así". Me niego. Me reniego. A mi hijo de cuatro años, le insisto para que salude, para de las gracias cuando algun amigo le da un regalo o una galleta. Le explico que no haga cosas, que a él no le gustaría que le hicieran. Que se ponga en el lugar del otro. Que intente experimentar lo que siente el otro.
No tolero que insulte, que pegue. Su conducta negativa tiene una consencuencia. Argumentada, eso sí.
Le recordamos, que tiene mucha suerte, de poder tener juguetes, que podemos comprar comida, que el agua y  la electricidad hay que pagarla, no es gratis.
Damos por sentado tantas cosas...que no lo son. 
Y el contacto con la naturaleza es tan fundamental. Sentir la hierba en los pies.Tumbarse al sol. Encontrar una fila de hormigas perfecta, llevando diminutas migas del pan que hemos dejado en el suelo.Eso es lo que tenemos que permitir que descubran nuestros hijos.
Me acuerdo del anuncio de televisión del palo. Un simple palo. Que cantidad de cosas se pueden hacer con un palo. Sin luces, sin sonidos, sin ser bilingüe, sin ser la última moda.
Creo que todos los padres coincidimos que queremos lo mejor de lo mejor para nuestros hijos ¿no?
Respetemos su derecho a disfrutar de su infancia, en todos los sentidos. De su tiempo, de su espacio. Por mucho que sobreestimulemos su cerebro, no va a ser más inteligente. ¿Qué queremos? ¿un niño con altas capacidades sin emoción o una persona íntegra?Podemos estimular su inteligencia emocional, ¿verdad?, potenciar sus habilidades, respetar sus gustos. Sin presionar, sin agobiar. Con normas claras,límites que no hay que sobrepasar... Qué difícil y que sencillo a la vez.
Como dice Catherine L'ecuyer: "nadie nos dijo que educar fuera fácil...".
Pues no, mire. Educar bien, es muy díficil. Dificilísimo. Pero ahí se encuentra nuestro reto. Que lo disfrutéis.

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