Todavía recuerdo, cuando llegábamos del colegio, y después de la merienda, mi madre me leía los cuentos de TEO, con esas bonitas ilustraciones. Recuerdo estar sentada en su regazo, y disfrutaba muchísimo de estar allí pasando un dulce momento, y a la vez, enterandome de lo que le pasaba a Teo.
Siempre hemos tenido libros en casa. Mis padres no tenían tiempo de leer, pero ellos siempre nos fomentaron la lectura. Los libros eran regalos preciosos, tanto en Reyes como en los cumples.
Y tanto a mi hermana como a mí, nos encanta leer.
Eso mismo estoy haciendo con Sergio. Vamos todas las semana a una biblioteca pública, a tocar libros, a olerlos, a ver como otros niños se relacionan con los libros, a dejar y a sacar libros en préstamo, a seleccionar qué libros queremos ver en casa tranquilamente...
Es un esfuerzo, todo hay que decirlo. No apetece siempre, pero luego la recompensa es tan gratificante...Merece la pena hacerlo, cuando ves que tu hijo por sí solo, se sienta en el suelo o en el sofá de casa, y entonces, le apetece coger un libro, un cuento y quiere verlo, y pasar la pagina...es una delicia.
Y uno de los descubrimientos del año pasado fue la POESÍA¡¡¡¡¡¡. Me encanta leer en voz alta, y me encanta recitar, por eso cuando saqué en la biblio, este libro de Carmen Gil, lo pasamos genial. El niño, escuchando, el padre tambien, y yo, recitando. Es gracioso, tiene ritmo y la temática pirata.. nos encanta. Probad a leerles poesía, está muy aparcada, y resulta de lo más divertido.
Ayer mismo lo pensaba... 5 libros nos sacamos cada semana de la biblioteca. Y los exprimimos al máximo... tanto, que después de cenar le dije a mi marido: anda, te toca, que yo hoy ya los he leído 3 veces cada uno! Jajaja. Hemos sembrado y ellos lo podrán recoger por sí mismos, verdad?
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